Ultimamente, cada vez más en consulta me encuentro casos de perros y gatos con problemas digestivos. Problemas digestivos como tales o problemas dervivados de mala absorción de alimentos, intolerancias, intoxicación y alergias alimentarias.

En ocasiones cuando se analizan las causas si que se ve relación entre el entorno y la enfermedad pero en otras ocasiones lo que ocurre es que existe una clara intoxicación, irritación continua y diaria del epitelio gástrico e intestinal, lo que lleva a inflamación y mala absorción, en el mejor de los casos.

La alimentación seca de nuestras mascotas, con piensos compuestos por un equilibrado – desequilibrado conjunto de hidratos de carbono, proteina, fibra… está cada vez más lejos de lo que el aparato digestivo propio de perros y gatos debe comer.

Históricamente, los piensos nunca formaron parte de la dieta canina y felina, sino que han subsistido y prosperado a través de presas vivas, carroña, y los restos que pudieran obtener. Solo han sido introducidos a alimentos procesados ​​en los últimos 80 años.

Los gatos y perros son claramente carnívoros, es evidente. Sus dientes, intestinos y fisiología digestiva están perfectamente diseñados para comer, digerir y sobretodo para nutrirse con una alimentación carnívora.

Los perros tienen mandíbulas articuladas y poderosas junto con caninos y dientes carnosos de forma triangular para rasgar y desgarrar la carne y aplastar los huesos.

No tienen los molares típicos moler el material vegetal o un estómago de cuatro cámaras para la digestión lenta y la fermentación de carbohidratos complejos (almidones de plantas y granos), como las vacas.

Tienen un estómago grande, tracto digestivo corto y ciego muy pequeño, indicativo de consumir grandes cantidades de alimentos ricos en proteínas en un corto período de tiempo y para la digestión rápida y la absorción rápida de nutrientes.

En la naturaleza, estos canidos normalmente pueden pasar muchos días entre sus comidas.

La alimentación que se formula en la mayoría de los piensos incluye una gran cantiad de hidratos de carbono, menos cantidad de proteina y en muchas ocasiones proteina de origen vegetal que la digieren con bastante gasto energético.

Las enfermedades crónicas degenerativas, las enfermedades autoinmunes, las alergias, los riñones, el páncreas y las enfermedades hepáticas son cada vez más comunes y las tasas de cáncer continúan aumentando.

Mi recomendación es clara, y es lo primero que hago cuando me consultan, en la medida de lo posible se debe cambiar la alimentación, una alimentación natural, basada en sus necesidades específicas, es la base para iniciar la recuperación.

Y tanto en animales enfermos como en los que no lo están aún.

Sigo pensando y manteniendo que a los animales hay que tratarlos como tales, con respecto y mantener su dignidad.  como animales.  En el trato, entorno y alimentación.

Ellos no son omnivoros como nosotros, y sus alimentos nunca fueron secos.